Llegue a
unos cinco Kilómetros antes de Villadangos, y me apee del autobus. Queria
ver que tal respondía la rodilla, y la verdad es que no me fue demasiado
mal.
Después
de caminar esos Km, y tener que preguntar, llegue al albergue. Es bastante
nuevo y tiene buena presencia. Esta dotado de todos los servicios
necesarios, chimenea incluida. Suerte que me lo encontré abierto, ya que
naturalmente fui el primero en llegar. Fuera hacia un sol muy agradable, y
decidí tumbarme en el césped del jardín y puse mi rodilla al aire libre,
en contacto dircecto con el sol y así estuve en tumbado y tratando de
descansar por un largo rato.
Mi
rodilla casi no me molestaba y con la mente lo más positiva posible, me fui
al consultorio medico municipal. Allí me miraron la rodilla y al contrario
de lo que paso en León, aquí si me dieron ánimos y sobre todo Voltaren. No
quería cantar victoria, ya que cada vez que el dolor aminoraba, después el
mismo volvía con la misma fuerza o mayor.
Parece
ser que vuelvo a tener una oportunidad de llegar o al menos de no acabar
aquí, y voy a saborearla. Al rato llego Jesús, no venia demasiado cansado,
ya que la etapa era de pura transición.
Mientras
estaba tumbado sobre la hierba del jardín del albergue, empece a filosofar
sobre lo que realmente es o pudiera ser el camino. Creo realmente que tiene
algo de vivo. Tu no escoges el camino, el te escoge a ti. El te permite
seguir adelante o hundirte. En el camino, no eres nada mas que tu mismo. Es
una lucha continua entre tu mente y tu cuerpo, y aun así y a pesar de poner
todo lo que tienes para poder seguir, algo inconmensurable finalmente decide
si seguirás o no.
Sentado,
leyendo estas notas, puede parecer una tontería todo lo que digo, pero
cuando estas allí, te parece de lo mas real y me atrevería decir natural.
Supongo que cada persona tiene su propia percepción de lo que es el camino,
la mía es o fue esta. Es sobre todo una gran cura de humildad. Que
diferentes pensamientos eran los que tenia ahora allí medio anclado en
Villadangos, comparado con los que tenia antes de salir de Barcelona.
Aprendes, que tampoco estas tan solo en el mundo, y que el mundo no gira
solamente entorno a ti. Cada uno de los peregrinos es un mundo aparte, todos
tenemos en el fondo un motivo para estar allí, pero nadie sabe a ciencia
cierta si realmente acabara o no. Las sorpresas durante el camino son
constantes y los días de euforia se alternan con días negros y tristes en
donde parece que finalmente te derrumbaras. Aprendes a pensar solo en el
hoy, ni tan siquiera piensas en lo que harás una hora después, que importa
si el problema lo tengo ahora ? .Como me decía una francesa, mañana es otro
día, no pienses en él, solo piensa como acabaras o que harás para acabar
hoy.
Tengo la
moral muy alta, la rodilla no me duele tanto. Mientras tanto, llego la
pareja de madrileños, o sea, el escritor y su mujer. El viene en un estado
lamentable, por culpa de las ampollas que le están castigando de una manera
implacable. El pobre parece una maquina de hacer ampollas.
Hemos
comido en una fonda de Villadangos y bastante bien por cierto. Mención muy
especial tiene la dueña de la fonda. Es una chica delgadisima, rubia joven y
con unos labios intensamente pintados en rojo, su ropa le estiliza aun más
su increíble figura, en definitiva, es un ángel. Me impacto de una forma
real. Ella y su hija Bea no pueden pasar desapercibidos, su forma de
moverse, de hablar, de inclinarse sobre la mesa cuando te pregunta que vas a
comer, todo eso es autentica armonía. Pense, que narices hace una persona
como esta en este sitio?.
Mas
tarde en el albergue, encontré en el libro de visitas, referencias a ella,
no me extraña en absoluto.
Han
llegado al albergue un grupo de matrimonios de mediana edad. Son gente muy
maja y abierta. El frío es intenso y decidimos encender la chimenea, cada
uno salió en una dirección distinta en busca de leña. Me adentre en una
especie de campo donde había un montón de palets abandonados. Allí me
encontré un grupo e niños muy pequeños que se habían construido una cabaña
con resto de maderas.
Estaban
realmente sucios pero la imagen de los niños acompañados por un par de
perritos la mar de graciosos, era autentica e inolvidable.
Encendimos la chimenea y pronto
todo el albergue, se lleno de humo, no sabíamos que era peor, o pasar frío o
ahogarnos con el humo. Decidimos que lo peor era lo segundo y tuvimos que
abrir todas las ventanas para aclarar el ambiente.
Harto de
tanto humo, me fui por el pueblo a dar una vuelta, y de paso buscar una
farmacia. El pueblo es muy bonito y tranquilo. Tuve la oportunidad de
visitar la iglesia con sus inevitables cigüeñas y ver una preciosa puesta de
sol.
Volví
al albergue y conocí finalmente a la hospitalera del lugar llamada
Rosario.Vino con su hija, la cual era de lo más espectacular. No se como
habían conseguido encender la chimenea, ya que no había ni rastro de humo en
el albergue. Estuvimos un rato charlando, y ya de noche fuimos a cenar,
como no, a la famosa fonda de la famosa rubia. Cenamos realmente bien, una
tortilla de patatas y judías con jamón.
A la vuelta al albergue, habían
llegado mas y más peregrinos, Especialmente un maño que parecía un autentico
profesional del camino, ya lo había hecho varias veces, y nos alecciono
sobre todas las posibles cosas que nos podía pasar, ladrones, tormentas,
etc. Menos mal que a estas alturas, ya estabamos curados de espantos.
Después
de una lección magistral por parte del maño sobre rodilleras y demás
utensilios imprescindibles para enfrentarnos con las montañas, me fui a
dormir, eso si como es ya una costumbre, en medio de los inevitables
ronquidos y charlas de los que preferían quedarse despiertos.